Normas internacionales e investigación de diseño local: Icsid y la promoción del diseño industrial en América Latina, 1970-1979

Prefacio

Esta es una nueva modalidad que pretendo incluir en el blog, estoy generando una sección de traducciones, donde pretendo exponer algunos de los textos que [en mi opinión] revelan aspectos relevantes sobre el diseño y que se encuentran en internet usualmente en ingles, francés o alemán. 
Todas las entradas de blog van a tener la etiqueta "traducciones", y también tendrán indicaciones claras sobre el autor y los urls desde los cuales se puede consultar el documento original. 

Detalles

-Tipo: Articulo de revista
-Titulo original:  INTERNATIONAL NORMS AND LOCAL DESIGN RESEARCH: ICSID AND THE PROMOTION OF INDUSTRIAL DESIGN IN LATIN AMERICA, 1970-1979
-Autor: Tania Messel (t.messell@brighton.ac.uk)
-Año:2016
-Revista: Design Research: History, Theory, Practice - Histories for Future-focused Thinking
-Cita articulo original Messell, T. (2016). International Norms and Local Design Research: ICSID and the Promotion of Industrial Design in Latin America, 1970-1979. Proceedings of DRS 2016, Design Research Society 50th Anniversary Conference. Brighton, UK, 27–30 June 2016.

Cuerpo

Resumen: 
  • El Consejo Internacional de Sociedades de Diseño Industrial (CIADI) (Icsid) fue fundado en 1957 para elevar el estatus profesional de los diseñadores y establecer estándares internacionales para la profesión. Si bien la organización se expandió para incluir a las sociedades miembros de economías en desarrollo en los años sesenta y setenta, fue dirigida principalmente por miembros occidentales y el diseño se promovió principalmente como una herramienta para el desarrollo industrial, debido a la estrecha colaboración del CIADI con la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI). ).
    Examinando las primeras actividades de promoción del CIADI en países en desarrollo, en particular su primer congreso en América Latina <Diseño Industrial para el Desarrollo Humano>, realizado en México en 1979, este documento evalúa la recepción de los preceptos del diseño occidental por parte de un círculo de diseñadores y teóricos latinoamericanos, cuya metodología de diseño, promulga la primacía de las necesidades, recursos y experiencia de las localidades, allanó el camino hacia una comprensión más multifacética del diseño dentro del CIADI y más allá.

1. introducción

El Consejo Internacional de Sociedades de Diseño Industrial fue fundado en Londres en 1957 por diseñadores de Europa y los Estados Unidos, para elevar el estatus profesional de los diseñadores y establecer estándares internacionales para la profesión, en un momento en que existía la necesidad colectiva de un "mayor reconocimiento del valor [de los diseñadores] para los negocios, el comercio y la sociedad " (Woodham, 1997, p.175).
El CIADI se expandió de miembros de 8 paises en 1957 a miembros de 37 países en 1980 e incluyo el ingreso de miembros de países en desarrollo, cuyas diversas expectativas, junto con la mayor preocupación de la comunidad internacional por el desarrollo en la década de 1970, dio lugar al creciente interés del CIADI en la contribución de Diseño en las periferias.
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El consejo estableció el Grupo de Trabajo de Países en Desarrollo y como tal, a través de su estrecha colaboración con la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), se propuso promover los beneficios del diseño industrial para los países en proceso de industrializarse. 
Sin embargo, el CIADI estaba dirigido principalmente por diseñadores occidentales y su alianza con ONUDI, cuya agenda dirigida a acelerar el desarrollo industrial a nivel mundial, llevó a la organización a promover el diseño industrial como un aliado cercano de la ciencia y la tecnología, dentro de una narrativa occidental de progreso.



Sin embargo, surgieron visiones divergentes sobre la contribución del diseño industrial en los países en desarrollo en el mismo período, particularmente en América Latina, donde el etnocentrismo occidental de la profesión y la visión del CIADI de los países en desarrollo eran una fuente de creciente descontento. 
Estas críticas culminaron durante el primer congreso del CIADI en un país en desarrollo, en México, en 1979, donde un círculo de diseñadores latinoamericanos promulgó la necesidad de un enfoque de diseño que responda a la diversidad y especificidades del contexto latinoamericano, en línea con las necesidades y recursos; y experiencia de los habitantes de las localidades. 
El descontento del grupo dio lugar a la creación de la primera asociación latinoamericana de diseño, ALADI (Asociación Latinoamericana de Diseño), que junto con el establecimiento de otras agrupaciones regionales, llevó a la descentralización del CIADI a fines de los años setenta.

Así, en un momento en que prevalecieron los debates sobre el regionalismo y la identidad, el esfuerzo expansionista del CIADI dirigido al "desarrollo global del diseño industrial", como lo expresó su presidente Kenji Ekuan en 1977 (Ekuan, pág. 32, 1977), llegó a su límite, y La supervivencia del CIADI radico en la fragmentación de sus actividades.
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El desarrollo de la investigación de diseño local, que contrarrestó el enfoque de diseño dominante, promulgado por las naciones industrializadas, a su vez tuvo repercusiones en las instituciones de diseño, a través de las cuales desempeñó un papel clave en la promoción de una comprensión multifacética de la profesión.

Para Bruce Archer, uno de los fundadores de la disciplina de investigación de diseño, cuyo enfoque sistemático de la disciplina ayudó a teorizar la práctica (Pavitt, p.2012, p.131), la investigación de diseño es una "búsqueda sistemática y adquisición de conocimiento. Relacionados con el diseño y la actividad de diseño ” (Archer, 1981, p.47). Para el historiador del diseño Jonathan Woodham, el estudio del CIADI, por otro lado, tiene "mucho que ofrecer a los historiadores que buscan investigar una expansión geográfica y cultural más amplia e inclusiva de la actividad de diseño industrial" (Woodham, 2005, p.263).Este documento, a través de un examen detallado de la producción de los preceptos de diseño del CIADI y su recepción en América Latina, específicamente en México, postula que la producción de conocimiento de diseño actuó como una herramienta de poder en la reunión entre las naciones desarrolladas y aquellas en desarrollo durante 1970, y que el examen de las actividades del CIADI en países en desarrollo permite una mejor comprensión de estas dinámicas.
La producción de estándares internacionales de diseño ayudó al CIADI a elevar su estatus, a reforzar la joven profesión y a legitimar sus actividades en los países en desarrollo, un proceso que tuvo lugar de manera similar en estos últimos.
De hecho, si bien los preceptos de diseño del CIADI se “tradujeron” y, por lo tanto, se asimilaron activamente en las periferias, como sugiere la historiadora del diseño Anna Calvera (Calvera, 2005, p. 374), este documento sostiene que el desarrollo de nuevas metodologías de diseño local impactó en los objetivos y funcionamiento del CIADI, las cuales desafiaron la supremacía de la investigación de diseño que surge de las naciones industrializadas.

Este trabajo pretende examinar cómo el discurso sobre el desarrollo producido por los organismos internacionales y las organizaciones no gubernamentales (ONG) después de la Segunda Guerra Mundial impactó la misión del CIADI en los países en desarrollo, junto con su intento de establecer el diseño industrial como una profesión de pleno derecho.
La recepción mixta de la presencia del CIADI en América Latina se tratará posteriormente a través de un examen del congreso del CIADI en México, donde los poderes redentores de expertos extranjeros fueron simultáneamente elogiados y rechazados, y que finalmente llevaron a la creación de ALADI, que reforzó la posición de defensores de la investigación de diseño independiente.

Se debe tener en cuenta que aunque se han utilizado términos como "Tercer mundo", "Países menos desarrollados" y "Periferia" para designar el área que incluye las partes más grandes de África, América Latina, el sur y sureste de Asia y Oriente Medio (Er, 1994, p.8), dado que el CIADI empleó el término "países en desarrollo", este último se utilizará en este documento.
Esta decisión surge de la visión del antropólogo Arturo Escobar de términos como Primer y Tercer Mundo, que para él refuerza "la producción de diferencias, subjetividades y órdenes sociales", preservando en última instancia las dinámicas del colonialismo (Escobar, 2011, p.9).
El uso de la terminología del CIADI ayudará, así, a resaltar la comprensión binaria del CIADI que se nutre de las periferias, donde la organización consideró su contribución en el acto de asistencia.
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2. Desarrollo y la retórica de la asistencia.

Los estudios recientes sobre organizaciones internacionales no gubernamentales a menudo presentan a las ONG bajo una luz neocolonial, como organizaciones que promueven el pensamiento y los intereses occidentales. Para los sociólogos John Boli y Georges Thomas, las ONG son, de hecho, "organismos transnacionales que emplean recursos limitados para establecer reglas, establecer normas y propagar principios [...] frente a los estados y otros actores" (Boli y Thomas, 1997, p.172).
Además, el desarrollo ofreció un espacio clave en el siglo XX para que las organizaciones internacionales “eleven sus perfiles como actores por derecho propio, creen legitimidad y, por lo tanto, amplíen su autoridad” (Frey, Kunkel y Unger, 2014, p.4).
Como consecuencia, la participación de las ONG en los países en desarrollo se intensificó después del Segundo Mundo, y su discurso, como escribe el historiador Kevin O'Sullivan, "como el colonialismo llevaba [un] subtexto familiar: que las agencias occidentales eran portadoras de todo lo que era <moderno> y <avanzado >” (O'Sullivan, 2014, p.301).

Para Escobar, este discurso se encuentra en una imaginación muy occidental del Tercer Mundo, en la cual:
  • "la pobreza se convirtió en un concepto organizador [que] creó nuevos discursos y prácticas que dieron forma a la realidad a la que se referían. Que el rasgo esencial del Tercer Mundo era su pobreza y que la solución era el crecimiento económico y el desarrollo se convirtió en verdades evidentes, necesarias y universales." (Escobar, 2011, p.24)
una política de la verdad tal basó en las zonas en las que “la generación, validación y difusión de conocimientos sobre el desarrollo” fue organizada, que incluían prácticas profesionales (Escobar, 2011, p.45).
De hecho, la profesionalización y el desarrollo estaban estrechamente relacionados y, como sugiere Escobar, constituían "un aparato que organiza la producción de formas y conocimientos y el despliegue de formas de poder", a través de conferencias, consultorías e implementaciones locales (Escobar, 2011, pág. 46).
Para Boli, Thomas, Meyer y Ramírez, el desarrollo de la experiencia normativa es un componente central de la profesionalización, ya que los expertos "desarrollan cuentas y modelos transnacionales, produciendo un ciclo de auto-refuerzo en el cual la racionalización [...] institucionaliza la autoridad profesional" (Meyer, Boli, Thomas & Ramirez, 1997, p.166).

El desarrollo del conocimiento racionalizado y universalista a su vez fortalece un discurso profesional al "convertir las prácticas locales y municipales en principios universalmente aplicables [pudiendo ser] adoptados racionalmente [...] y copiado por entidades modernas en todas partes", como tal, asegurando su perpetuación (Meyer & David Strang, 1993, p.502).
En un momento en que el CIADI pretendía convertirse en la organización internacional líder y el diseño seguía siendo una profesión relativamente joven, su promoción del diseño como una "actividad universal de resolución de problemas" (Actas de la Asamblea General, 1963) se combinó con una retórica de asistencia, que Implicó que el conocimiento del diseño se originó en las naciones industrializadas.
De hecho, como expresó la Secretaria General del CIADI, Josine des Cressonières, en una reunión de la Junta Ejecutiva en 1970:
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  • La única justificación del CIADI es ayudar. Debemos hacerlo con todos los recursos y medios particulares del CIADI que se derivan de su estatus internacional y permitir:
    A) el intercambio y la información (que podemos hacer mejor que nadie).
    B) un canal de asistencia de países más avanzados, que ya no necesitan ayuda (Suecia, por ejemplo) para aquellos que la necesitan (sic) de manera critica
    ". (Des Cressonières, 1970)
Como se encuentra en las actas de la reunión, el ex presidente del CIADI, Henri Viénot, también sugirió que, dado que el CIADI actuó como "una plataforma que favorece las comparaciones, podría brindar más asistencia a los países donde el diseño industrial está menos desarrollado" (Viénot, 1970). El miembro de la junta André Ricard empleó un vocabulario similar de asistencia y emergencia, y describió la misión educativa del CIADI utilizando términos militares. dicho por Ricard:
  • Es deber y privilegio del CIADI hacer que las personas piensen en lo que están haciendo, debemos intensificar las razones, la filosofía y la dirección de su trabajo. A este respecto, se debe prestar asistencia especial a los países donde el diseño industrial está en desarrollo. Estas personas necesitan contactos, necesitan discutir y comunicarse. Deberíamos enviar <comandos CIADI> [sic] donde sean más necesarios, organizar seminarios y pequeñas reuniones regionales entre congresos, especialmente en países en desarrollo ". (Ricard, 1970)
A su vez, el consejo se dispuso rápidamente a ayudar a los países en desarrollo estableciendo posteriormente el Grupo de Trabajo de Países en Desarrollo para producir eventos, exposiciones y publicaciones que promuevan los beneficios del diseño industrial en los países en desarrollo, así como para establecer vínculos más estrechos con la ONUDI.Si bien a finales de la década de 1960 se produjo un cambio del "buen diseño" [Gute form] al "operacionalismo científico" en el CIADI bajo la presidencia de Tomas Maldonado, que favoreció la estrecha colaboración entre diseñadores y la industria, existían opiniones mixtas hacia un modelo de diseño adaptado a los países en desarrollo dentro de la organización.
Para Gui Bonsiepe, si bien el diseño industrial debía actuar como un instrumento para el desarrollo industrial, no debía desarrollarse para las periferias sino en y para las periferias, que para él constituían el único camino hacia la independencia tecnológica de las regiones (Bonsiepe, 1976).
Encabezado por Victor Papanek, un segundo grupo privilegió las necesidades socioculturales de los países en desarrollo, en marcado contraste con el "sesgo de alta tecnología del expansionismo de diseño considerado deseable por algunos en el CIADI" como recordó Papanek unos años más tarde (Papanek, 1983, p.46). De hecho, mientras Bonsiepe ubicó la liberación de los países en desarrollo en la tecnología indígena, el enfoque de Papanek comenzó a sentenciar la producción en masa de Occidente, [esto] lo llevó a promulgar el desarrollo de  diseños que respondan a las necesidades reales de hombres y mujeres, en armonía con los recursos locales, principalmente en una base comunitaria. (Papanek, 1972).

La estrecha colaboración del CIADI con la ONUDI, que culminó con la firma de la Declaración de Ahmedabad en 1979 para promover el diseño en los países en desarrollo, llevó al consejo a presentar el diseño como un aliado del desarrollo industrial.Para la ONUDI, cuya Declaración de Lima de 1975 tenía como objetivo aumentar la producción industrial en los
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 países en desarrollo del 7% al 25% para el año 2000 (Osmańczyk, 2003, p.1325), el “papel histórico” del diseñador residía en su capacidad para aplicar "la creatividad del diseño. para aumentar la producción" en los países en desarrollo (Kayalar, 1977).
Así, los expertos enviados por el CIADI y la ONUDI a los países en desarrollo introdujeron métodos para racionalizar y aumentar la producción de bienes, con el objetivo final de que estos ingresen en los mercados internacionales (Soloviev, Reunión ONUDI-CIADI, 1979, p.21).
Como se ve a continuación, esta retórica del crecimiento fue contrarrestada por un grupo de diseñadores durante el congreso del CIADI en México, cuyo método de diseño, al dirigir la mirada a lo local con el objetivo de responder a las especificidades étnicas, ofreció un camino alternativo al crecimiento capitalista.
Sin embargo, como se ve a continuación, para el comité encargado de organizar el primer congreso del CIADI en América Latina, la experiencia extranjera constituyó la piedra angular de una implementación de diseño exitosa.

3. "Diseño industrial y desarrollo humano"

Muchas razones llevaron a México a ser seleccionado como anfitrión del congreso de 1979 del CIADI.  Para empezar, el país podría presumir de una activa escena de diseño, que abarca desde dos organizaciones de diseño, el Colegio de Diseñadores Industriales y Gráficos de México (CODIGRAM) y el Instituto Politecnico Nacional, un Centro Nacional de Diseño y trece programas de diseño (Mullin, 1978). 
Estos desarrollos fueron seguidos de cerca por el CIADI y fueron bien vistos, como lo hizo su secretario general, Yoshio Nishimoto, para quien “observar a los jóvenes diseñadores de México es como observar la energía latente de un volcán no explotado [sic]. Hay un futuro en el diseño en este país” (Nishimoto, 1979).  México también era un buen lugar, ya que tenía rasgos similares al contexto de la India, que se sometería a escrutinio durante la Declaración de Ahmedabad.
De manera similar, el país enfrentó la necesidad de estimular la colaboración entre la manufactura y la producción industrial, ya que el 75% de los productos mexicanos siguieron siendo hechos a mano, y la artesanía fue la segunda fuente de ingresos de México (Novelo, 2003, p.29).

Como el presidente del CIADI, Yuri Soloviev, compartió el discurso de apertura del evento, la celebración del congreso en México representó un paso decisivo para la organización y “un nuevo paso en la historia del diseño industrial en los países en desarrollo, [en el cual] la unidad del diseño industrial La experiencia y las tradiciones culturales nacionales se convierten en un factor muy importante para un mayor éxito ”.
El presidente del CIADI informó posteriormente a la audiencia que:
  • En la actualidad es posible utilizar el diseño de manera mucho más eficiente. Esto se debe al nuevo nivel de base tecnológica, proporcionado por las revoluciones científicas y tecnológicas modernas [de las cuales] es particularmente importante que los países con economías en crecimiento puedan beneficiarse”(Soloviev, 1979).
Como tal, si bien se debía preservar el patrimonio cultural de los países en desarrollo, el diseño industrial solo podía implementarse mediante la importación de innovaciones científicas y tecnológicas modeladas en los países desarrollados.
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El comité organizador del congreso estuvo encabezado por el presidente del Instituto Politécnico Nacional, Alejandro Lazo Margáin, bajo la supervisión del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.
Ambos hombres tenían vínculos estrechos con el gobierno mexicano como padre de Margáin, el arquitecto Carlos Lazo recibió numerosas comisiones nacionales y su padrino fue el ministro de Turismo y ex presidente, Miguel Alemán Valdés.
El Instituto había actuado como grupo político y de presión para el diseño industrial y gráfico desde 1973, cuyo objetivo principal era crear diseños sociales a través del desarrollo técnico e industrial, en lealtad al Partido Revolucionario Institucional, que desde 1928 gobernaba el país ( Lazo, sin fecha).

Vázquez, por su parte, fue una figura central en los campos de la arquitectura, cuya carrera incluyó la orquestación de la imagen de México en numerosas Ferias Mundiales y de los Juegos Olímpicos de 1968, muy mediatizados (Almeida, 2013).
Cuando México fue el anfitrión del XI congreso del CIADI, Vázquez había diseñado la campaña política del presidente José López Portillo y había actuado como Ministro de Asentamientos Públicos y Obras Públicas, subrayando sus fuertes vínculos con el jefe de estado y el papel activo en las políticas nacionales. .
De este modo, el congreso recibió rápidamente el apoyo del Presidente y de la mayoría de los secretarios de estado, mientras que el apoyo financiero fue otorgado por Alemán Valdés (Lazo, 1977).
Los estrechos vínculos del comité organizador con el partido aseguraron así recursos financieros, ubicaciones prestigiosas y la inauguración por parte del presidente López Portillo, lo que resultó en la alta visibilidad del evento.

El tema del congreso "Diseño industrial y desarrollo humano" fue seleccionado por el comité organizador bajo la supervisión de la Junta del CIADI en 1976 (des Cressonières, 1976).
Como el diseñador Claudio Rodríguez, miembro del comité organizador, declaró en una entrevista, el tema fue elegido ya que resonaba con el interés más amplio en el desarrollo y reflejaba los ideales humanistas del CIADI, como tal, asegurando una amplia asistencia al congreso (Rodríguez, comunicación personal , 7 de mayo de 2015).
Por cierto, el tema también respondió a la agenda del gobierno mexicano, que, si bien pudo haberse acercado más al interés de la clase media, estaba repleta de discursos sociales y programas destinados a reunir el apoyo de trabajadores y campesinos (López, 2010, pág. 278).
Esta inclinación se refleja en los materiales promocionales del evento enviados a la prensa, empresas, agencias de viajes, aerolíneas y embajadas, que muestran una estética populista a través de imágenes de artesanos dibujadas a mano y un logotipo inspirado en diseños huichol prehispánicos.

Sin embargo, la soberanía de los expertos en diseño extranjero se cernía sobre la preparación y el desarrollo del evento.
Para empezar, Margáin y Vázquez dieron a conocer los beneficios del diseño y el congreso, estrechamente relacionados con los extensos planes de industrialización del gobierno lanzados en 1976, de los cuales el plan de la Alianza para la Producción había sido el núcleo de la campaña presidencial de López Portillo (Mirón, Pérez y Fernández del castillo, 1988, p.35).

De hecho, Margáin presentó el diseño industrial como el 'elemento fundamental para el éxito del plan de la Alianza para la Producción de estudiantes de diseño en 1979 (Lazo Margáin, 1979), mientras que Vázquez destacó la relación entre diseñadores y "todas las áreas donde pueden servir al país. Con la tecnología adecuada, como es esencialmente el Plan Nacional de Desarrollo Industrial"
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en el documento que presentó en el congreso (Vázquez, 1979). Sin embargo, aunque estos planes apuntaban a la independencia económica del país, dependían de la importación de tecnología extranjera comprada a través de los ingresos de las reservas de petróleo recién descubiertas en México (Small, p.14, 2004). Esta estrategia existió desde la presidencia de Echeverría entre 1970 y 1976, durante la cual se adoptó una nueva legislación que facilitó la compra de tecnología extranjera y acuerdos de transferencia de tecnología (Haas, 1997, p.238).

El gobierno que favorecía la exportación de productos técnicos como el equipo de transporte y otra maquinaria y los métodos de uso intensivo de capital se importaron a México (Grayson, 1981, p.106). De hecho, "las élites mexicanas, amargadas por un legado de discriminación de los Estados Unidos [vieron] en equipos nuevos y brillantes, una señal del machismo tecnológico del país, mientras que las técnicas de trabajo intensivo demostraron atraso" (Grayson, 1981, p.107).
Una exposición conjunta que promueve el intercambio de tecnología, ingeniería e investigación entre los Estados Unidos y México, Techno-Transfer '79, se organizó y publicó durante el evento, revelando el papel instrumental del congreso en la política industrial del gobierno (México CIADI, octubre ' 79, folleto negro, p.89).

También de gran importancia, [fueron] los viajes promocionales del comité se realizaron principalmente en Europa y América del Norte, donde sus miembros priorizaron las visitas a las cámaras nacionales de comercio e industria y compañías bien establecidas como Philips, Braun, Knoll International y Olivetti, que luego fueron invitadas a exponer. sus productos más innovadores en la Exposición de Innovaciones Tecnológicas del congreso (Lazo Margáin, Primer Informe de Preparación, 1978). De hecho, debido a que el evento tuvo un carácter social, se abordó en el un concurso internacional de estudiantes, que incluyó proyectos en torno a temas de educación, salud e infancia, y también se exhibieron objetos como el recientemente lanzado Mercedes Benz C-111 3, que representaba el auge de los logros técnicos occidentales. .
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Finalmente, aunque la conferencia tuvo como objetivo favorecer los intercambios entre diseñadores de países desarrollados y en desarrollo, la selección de oradores para las sesiones plenarias, realizada una vez más bajo la supervisión del CIADI, contó con la mayoría de diseñadores bien establecidos de Europa y los Estados Unidos, con una contribución solo de un nacional de un país en desarrollo, por el propio Vázquez (México CIADI Oct '79, folleto dorado, p.24).
Este fenómeno se repitió en las sesiones del panel, en las que solo cuatro de los 26 coordinadores eran nacionales de países en desarrollo. De gran importancia, el diseñador estadounidense Arthur Pulos fue designado para dirigir la mesa redonda sobre la práctica profesional (México CIADI Oct '79, folleto dorado, p.24), lo que implicaba que la experiencia en diseño seguía siendo el monopolio de las naciones industrializadas, y que Al suprimir el diálogo profesional, los diseñadores de los países en desarrollo se posicionaron como simples receptores.

4. Diseño en latinoamérica

El amplio alcance del evento ofreció un foro para que se reunieran diversas visiones de diseño, en un momento en el que existían dudas importantes sobre la capacidad de la profesión para actuar más allá de una perspectiva centrada en Occidente y los intereses comerciales (Clarke, 2015, p.3). Los críticos incluyeron al diseñador Ettore Sottsass, para quien el enfoque del congreso en el desarrollo fue irracional, ya que promovía la idea de que el diseño podría superar la lógica de los mercados para responder a las "necesidades reales" de la sociedad, mientras que para el diseñador Oriol Bohigas, los países en desarrollo debían evitar la trampa del consumo masivo, si se quiere lograr un futuro sostenible (Comunicado de prensa n ° 16, 1979).
Por otro lado, Bonsiepe advirtió contra la creencia de que el centro poseía las "fórmulas mágicas universales de diseño industrial", que prevalecían tanto en los países
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desarrollados como en los países en desarrollo (Bonsiepe, 1976, p.18).
Esta visión fue compartida por algunos de los oradores mexicanos que asistieron al evento, cuyos discursos estuvieron al corriente del movimiento de Tecnología Apropiada y el Grupo de Desarrollo de Tecnología Intermedia, que junto con la Tecnología Alternativa o Radical, promulgó el uso de tecnología de segunda y tercera clase (Madge, 1993, p.153).

El concepto de tecnología apropiada, nacido a partir de la contracultura de la década de 1960, había despertado un gran interés en las antiguas colonias desde mediados del siglo XX, donde la introducción de sistemas de producción extranjeros, basados en maquinaria de uso intensivo de energía, se consideraba fuente de contaminación y desempleo (Oropallo, 2014, p.533).
En su artículo titulado 'El rol del diseñador industrial en el marco de una nueva estructura productiva', el fundador del programa de diseño de la izquierda de la Universidad Nacional Autónoma Metropolitana, Horacio Durán, promovió la enseñanza de la tecnología intermedia para producir capital semi-artesanal. bienes, que en última instancia podrían ser exportados a países en desarrollo en grandes cantidades.

Para Durán, que producía principalmente muebles con materiales locales, basándose en formas tradicionales mexicanas. Esta producción debía realizarse principalmente en el contexto rural, donde existía mano de obra barata y se aseguraba el empleo, y contrarrestando la falta de tecnología avanzada y la explotación de los recursos naturales mexicanos. (Comunicado de prensa n ° 2, 1979).
El jefe del programa de diseño gráfico de la universidad, Jesús Virchez, expresó una proposición más radical, para la cual el desarrollo de la experiencia en diseño nacional solo podía lograrse mediante la limitación de la entrada de diseñadores extranjeros en México y mediante el uso de planes de estudio nacionales de diseño. En su opinión, la falta generalizada de confianza del país en sí mismo había provocado el prejuicio del "malinchismo" (término mexicano para una preferencia por todo lo extranjero), lo que le impedía desarrollar una práctica de diseño más allá de los "factores de poder y velocidad" (Comunicado de prensa n ° 13, 1979).
Como se verá a continuación, estas ideas alentaron la creación de una asociación regional por parte de un grupo de diseñadores latinoamericanos, que más allá de favorecer la colaboración, tenía como objetivo eludir el control de los países industrializados en la práctica del diseño latinoamericano.

5. Formación de ALADI

Una creciente incredulidad con respecto a las actividades del CIADI en América Latina se había extendido entre un grupo de diseñadores de Argentina, México, Uruguay, Perú, Salvador y Brasil en la década de 1970, para quienes el primero no respondió a las diversas condiciones socioculturales y económicas de las regiones.
Muchos de ellos se reunieron durante el primer taller de Interdesign del CIADI en América Latina en 1978, titulado "Fuentes de energía alternativas: energía eólica y solar para uso en áreas rurales en México", donde se creó la Asociación Latinoamericana de Diseño: la Asociación Latinoamericana de Diseñadores Industriales (ALADI) fue discutida. De hecho, sus futuros miembros consideraron que el taller no era adecuado para comunidades donde la pobreza aguda y la falta de experiencia impidieron la instalación de tecnología alternativa, que además no reflejaba el contexto más amplio de América Latina (Polo, comunicación personal, 10 de junio de 2015).
Para el futuro presidente de ALADI, el diseñador colombiano Rómulo Polo, el evento represento una solución “utópica o idealista” a dichas comunidades, que revelaron como “las prioridades y los enfoques de las Normas Internacionales y la Investigación de Diseño Local: el CIADI y la Promoción del Diseño Industrial en América Latina , 1970-1979 11 de algunos foros internacionales, no coincidían con la situación de los países en desarrollo ”(Polo, 1980, pág. 17).
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El argentino Basilio Uribe, el brasileño José Abramowitz, Polo y Bonsiepe se reunieron en Bombay durante la Declaración de Ahmedabad y juntos redactaron los objetivos de la asociación, muchos de los cuales formaron parte de su constitución. En su opinión, la asociación necesitaba ofrecer una red de comunicación a los diseñadores latinoamericanos, promover políticas de diseño industrial a los gobiernos (Polo, 1980, p.18) e intensificar la cooperación técnica entre países en desarrollo, al tiempo que reconocía las especificidades de cada nación (Buitrago, 2014, p.160).

Los miembros del grupo se reunieron durante el congreso en México, y como uno de los fundadores de ALADI, el diseñador chileno Fernando Shultz dijo en una entrevista, que "el congreso de 1979 fue muy problemático en sus puntos de vista, ya que no abordó la realidad de la diversidad regional latinoamericana"  y ayudó al CIADI a importar un estilo de vida occidental, en última instancia, al servicio de los intereses de corporaciones multinacionales (Shultz, comunicación personal, 10 de mayo de 2015).

Shultz luego enseñó en la Autónoma Metropolitana de la Universidad, donde trabajaban la mayoría de los representantes del grupo en México. Junto a sus colegas, publicó el libro Contra un diseño dependiente en 1976, que defendía la necesidad de una metodología de diseño basada en el lugar, y que incluía una contribución del filósofo Enrique Dussel, para quien la liberación del la dominación cultural, militar y económica del centro solo podía lograrse reclamando la herencia cultural de los países en desarrollo. Precisamente para sus autores:
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  • Si tomamos en cuenta los criterios operacionales o funcionales que rigen los procesos tecnológicos que producen el diseño industrial en el" centro ", descubrimos que estos nacieron de un contexto cultural y económico bien definido. Tomemos, por ejemplo, los criterios operacionales de diseño y de tecnología altamente desarrollada: la escasez y el alto precio de la mano de obra hace que estos diseños utilicen el máximo de capital y tecnología, lo que afecta a la investigación científica y los descubrimientos técnicos de los países desde el "centro". Este criterio pretende ser universal e impuesto en el mercado internacional. Por lo tanto, aceptar esta tecnología [...] significa aceptar implícitamente estos criterios que, cuando se apliquen, caerían en contradicción en países donde hay abundante mano de obra bastante cualificada a bajo precio. el uso indiscriminado de tecnologías importadas sería fructífero, [...] los efectos inmediatos, como el desempleo y las presiones sociales, lo convierten en una razón suficiente para descartarlo". (Gutiérrez et al., 1977, pág. 2)
Posteriormente, el texto alentó a los diseñadores a hacer uso de la tecnología, los materiales y la experiencia locales aplicados a la industria y la artesanía a pequeña y gran escala, y, lo más importante, ofreció una metodología de diseño titulada "Modelo general de proceso de diseño", basada en un enfoque interdisciplinario. .
Para sus autores, un problema de diseño debía abordarse a través de un análisis inicial de factores que iban desde lo antropométrico a lo tecnológico y lo social, más que por el producto en sí, para que el artefacto respondiera a las necesidades específicas del productor. El diseñador y los usuarios (Rodríguez Morales, 2004, p.36).
Este método fue aplicado sin duda por los estudiantes de diseño de la UAM en la exposición estudiantil mencionada anteriormente, como se refleja en la concepción de un dispositivo didáctico dirigido a niños pequeños, sin duda hecho de materiales de origen local (ver figura 4).
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El 'Modelo general de proceso de diseño' de la UAM, que se considera uno de los pocos desarrollados en México, sigue en uso hoy en día, ya que constituye la base del programa de diseño de la universidad (Rodríguez Morales, 2004, p.38), y desde entonces 2009 alentó el desarrollo de la política nacional de diseño de México (Frías, 2010, p.35). La aspiración de los miembros de ALADI de producir un conocimiento de diseño local, desafiando el modelo dominante, se reforzó a su vez a través de la organización, cuyo impacto en el CIADI, allanó el camino hacia una comprensión del diseño más basada en el lugar.

El congreso dio como resultado la firma de una propuesta para la organización de diseño regional por 98 asistentes (Buitrago, 2014, p.160), y personificó un movimiento más amplio dentro del CIADI hacia la creación de agrupaciones regionales, en un momento en que existían dudas más amplias hacia el Estructura y capacidad centralizada del consejo para responder a especificidades locales.
Las agrupaciones regionales se formaron en Asia y Europa en ese momento, lo que llevó a la Junta Ejecutiva del CIADI a enfrentar las deficiencias de su misión de universalización.
En consecuencia, creó el Grupo de trabajo sobre el futuro y la estructura del CIADI en abril de 1980, que unos meses más tarde informó que "las diferencia culturales, necesidades y orientaciones de nuestros miembros debe ser reconocida y aprovechada, no eliminada y sumergida" ( Grupo de trabajo sobre el futuro y la estructura del CIADI, 1980).
A su vez, se instó a la Junta Ejecutiva del CIADI a que distribuya responsabilidades a las sociedades miembros y facilite las actividades regionales (Grupo de Trabajo sobre el Futuro y la Estructura del CIADI, 1981, p.43), recomendaciones que se implementaron a lo largo de la década de 1980 (CIADI, 1987). La primacía de la localidad permanece en la actualidad, ya que aunque el proyecto actual del CIADI "Renovar el CIADI" promueve el papel del diseño para un "Mundo mejor", se debe basar en "lo que está sucediendo a nivel regional", como anunció su actual presidente, Brandon Gien. En febrero de 2015 (Gien, 2015).

6. conclusión

Para concluir, este documento ha arrojado luz sobre la difusión y recepción de los preceptos de diseño del CIADI en América Latina, que, como ha revelado, estaban estrechamente relacionados con la retórica de la asistencia producida por las ONG y los organismos internacionales en el período de posguerra.
Como se ha demostrado, la comprensión del CIADI de su papel en los países en desarrollo se vio muy afectada por estos discursos, lo que llevó a sus miembros a difundir un enfoque de diseño basado en una industrialización elevada o alternativas inadecuadas para ayudar a los países en desarrollo a "ponerse al día" con los estándares occidentales, en palabras del historiador del diseño Guy Julier (Julier, 1997, p.2).
En este contexto, la producción de investigación de diseño que lidió con las especificidades locales fue crucial para contrarrestar las doctrinas de diseño occidentales en la década de 1970, y la creación de ALADI participó en la conformación de una visión de diseño más cosmopolita dentro del CIADI, que continúa influyendo en las prácticas contemporáneas. De hecho, los métodos desarrollados por los miembros de ALADI participaron en desafiar los límites tradicionales de la profesión junto con otros movimientos que exigían una mayor "relocalización, descentralización y cosmopolitismo local" (Clarke, 2015, p.3), cuyos enfoques cristalizaron en instituciones institucionales más amplias. formaciones, tal y como se propone resaltar en este trabajo.
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Acknowledgements: This research has been conducted thanks to the generous support of the School of Humanities of the University of Brighton, which allowed for a research trip to be conducted in Mexico in April 2015.

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