“El diseño de productos no es arte”. El aporte de Tomás Maldonado al surgimiento de un nuevo perfil profesional


TITULOS ORIGINAL: "Produktdesign ist keine Kunst" Tomás Maldonados Beitrag zur Entstehung eines neuen Berufsprofils
Autor: Dagmar Rinker
Publicación: hochschule für gestaltung ulm
Año: 2006
pp: 5-9

“El diseño de productos no es arte”[1]

 Ante la pregunta, ¿“Cuál es el objetivo de la HfG Ulm” ?, Horst Rittel, miembro del rectorado colegiado, respondió: “La pregunta puede responderse satisfactoriamente, aunque sea problemático hacerlo en una sola frase: su objetivo es formar diseñadores[2] El docente inglés invitado L. Bruce Archer remarcó en este contexto: “¡El objetivo no es producir diseño sino diseñadores!”[3]

El programa lectivo de la HfG Ulm influyó de manera decisiva en la formulación de la hasta entonces apenas perfilada identidad profesional del “diseñador industrial”. Tomás Maldonado, en su conferencia dictada en 1958 en la Exposición Mundial de Bruselas titulada “Nuevos desarrollos en la industria y en la formación de diseñadores de productos” definió, no sólo los componentes de una formación adecuada en diseño, sino también las tareas y el papel del nuevo tipo de “diseñador de productos”.

En los primeros años de la HfG Ulm se evitó utilizar el término “diseñador” en el texto alemán de las publicaciones oficiales de la HfG Ulm. De modo análogo al nombre de la institución, “Hochschule für Gestaltung”, se escogió el concepto de “Gestalter ”, que sin embargo fue traducido como “designer ” en los textos ingleses impresos paralelamente. “Gestaltung” tiene su origen en la teoría de la Gestalt, que tuvo sus comienzos ya en el siglo XIX.

hace referencia a una dimensión activa en el sentido de un proceso de trabajo; la palabra “diseño”, por otro lado, es un substantivo que se refiere a un dibujo o a un plano y el término “diseño industrial” puede ser retrotraído a una definición de Mart Stam del año 1948.[4]

Para nuestros fines es importante tener en cuenta que, sólo hasta mediados del siglo XVIII, el diseño y la ejecución se unificaron en la persona del artesano.[5] La división del trabajo y el surgimiento de condiciones de producción en una sociedad industrial, hicieron necesario separar la actividad del diseño y ponerla en manos de especialistas. Hasta aproximadamente mediados del siglo XX, estos especialistas provenían de los grupos profesionales de los arquitectos, ingenieros y artistas.

No había todavía escuelas de diseño y hasta que el Bauhaus dio el giro decisivo en el campo del diseño de productos industriales, la formación estaba subordinada al primado de la Arquitectura. Cuando la HfG Ulm fue fundada en 1953, sus iniciadores miraron primero hacia el Bauhaus de Dessau. El rector fundador Max Bill estudió allí, cuando los primeros docentes invitados a Ulm Josef Albers, Walter Peterhans y Helene Nonné-Schmidt, enseñaban en Dessau.

Nuevos desarrollos en la industria y en la formación de diseñadores de productos Tras la partida de Max Bill[6], la HfG Ulm fue dirigida por un rectorado colegiado que incluía a Otl Aicher, Hans Gugelot y Tomás Maldonado. Además de este cambio en la organización, el año académico 1957/58 también trajo consigo una reestructuración del concepto pedagógico. Esta nueva posición fue presentada por Tomás Maldonado en la conferencia arriba mencionada, en la exposición mundial de Bruselas en 1958.[7] La versión publicada de este texto puede ser leída como una declaración oficial del nuevo programa de la HfG Ulm.

Maldonado comenzó su conferencia afirmando que 25 años después del cierre del Bauhaus, sus categorías no podían seguir siendo aplicadas en otra escuela. A pesar de su revisión crítica, no pretendía minimizar los logros de esta institución. Él veía como necesario para el desarrollo de la HfG Ulm, el distanciarse, en primer lugar, de la fase expresionista de la fundación del Bauhaus, que tenía sus raíces en el movimiento “Arts and Crafts”. Esto implicaba el rechazo a la prioridad del factor estético en el trabajo de diseño.

Como dice Maldonado, si bien el Bauhaus había introducido una categoría nueva y revolucionaria con su “estética racionalista de la producción industrial”,[8] ésta última fue vista más tarde como “un problema de forma, que debería ser resuelto artísticamente”.[9]
La nueva pureza de las formas geométricas y su preocupación por la utilización del material adecuado para cada producto conllevaba el riesgo de estancarse en un formalismo académico. Maldonado refirió que Hannes Meyer, director del Bauhaus a partir de 1928, reconoció en ese entonces este peligro, al menos en principio.10[10] La orientación tradicional de ver el diseño como arte – que se desarrolló desde William Morris hasta la “buena forma” – debía ser superada. Esto era necesario ya que no sólo las condiciones culturales, sino también las económicas, habían cambiado radicalmente.

¿“Styling” contra “buena forma”?

El problema del carácter dominante de los factores estéticos en el trabajo de diseño pasó a primer plano sobre todo con la discusión sobre Raymond Loewy y el concepto norteamericano del “styling”. Reyner Banham fue uno de los primeros en analizar este fenómeno.[11] Maldonado estaba de acuerdo con él en cuatro puntos – por ejemplo, cuando dice que “en la evaluación de bienes de consumo masivo no está justificado el uso de la estética neoacadémica” y en que “la estética no debe depender de una idea de calidad abstracta y eterna”.[12]

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Banham propuso considerar al “styling” como un tipo de “arte popular”, tesis que fue rechazada por Maldonado por varias razones.
Desde el punto de vista de Banham, la crisis formal en el diseño de productos era responsabilidad no de los “stylists”, sino de los “formalistas neoacadémicos”. Él agrupaba bajo esta denominación desde los diseñadores del Bauhaus hasta los representantes de la “buena forma”, que se apoyaban en una estética en el sentido de las teorías clásicas de Aristóteles y Platón.

Maldonado, por otro lado, opinaba que ambos grupos eran responsables del lamentable estado del diseño, especialmente desde que ambos, a pesar de sus diferencias, se adhirieron al concepto reaccionario del “diseño de productos como arte”. Él creyó que había llegado el momento de ampliar este concepto de diseño pasado de moda por medio de la introducción de nuevas categorías: “El factor estético constituye meramente un factor entre otros muchos con los que el diseñador puede operar, pero no es ni el principal ni el predominante. Junto a él también está el factor productivo, el constructivo, el económico y quizás también el factor simbólico. El diseño industrial no es un arte y el diseñador no es necesariamente un artista.”[13] Según Maldonado, esta fase debía ser abandonada de una vez por todas, ya que las consideraciones estéticas “han dejado de ser una base conceptual sólida del diseño industrial”.[14]

Aspectos económicos

Según Maldonado, el estudio de la dependencia del diseño de productos respecto a factores económicos había sido totalmente dejado de lado. La única excepción era el trabajo del historiador del arte de origen sueco Gregor Paulsson.[15] Desde el punto de vista de una teoría del valor nacional económica, Paulsson había analizado el diseño de productos respecto a las relaciones entre el consumidor y el productor. Para decirlo de un modo más sencillo, el consumidor está interesado en el valor de uso del producto y el productor está interesado en su valor de cambio.

El valor estético es de interés de los productores en la medida en que aumenta el valor de venta. El “styling” hace uso de este mecanismo; por eso sugirió Paulsson la incorporación del valor estético en el valor de uso. Maldonado criticó esta propuesta como demasiado simple y muy superficial. Las relaciones recíprocas entre el valor de cambio y el valor de uso, decía, son mucho más complejas, como ya fue observado por autores clásicos como Karl Marx y Adam Smith, así como por economistas nacionales como John Maynard Keynes.

Dado que la relación entre el productor y el consumidor cambia con cada nueva fase económica, varía asimismo siempre la posición del producto. Por eso el rol del diseñador de productos cambia también con cada nueva era. El primer gran boom en la industria automovilística estuvo marcado por ingenieros e inventores como Henry Ford, a los que siguieron diseñadores de productos que se veían a sí mismos como artistas.

En la tercera y de acuerdo con Maldonado actual fase, el diseñador “será un coordinador. Su responsabilidad será coordinar, en estrecha colaboración con un gran número de especialistas, los requerimientos más variados de la fabricación y del uso de productos; la responsabilidad final por el logro de la máxima productividad en la fabricación y la máxima satisfacción material y cultural del consumidor será suya”.[16]

La demanda creciente e inesperada en el campo del diseño industrial tuvo como consecuencia la definición del perfil profesional como el de un “coordinador”. En el mismo año, Sigfried Giedion, uno de los protagonistas de la Nueva Construcción, escribió en relación con el rol futuro del arquitecto: “Hoy en día debe ponerse el acento en el futuro papel del arquitecto como coordinador, de modo que él estará preparado para integrar en una obra de arte los elementos provistos por un conocimiento especializado.”[17]

Nuevas áreas de conocimiento para el diseñador de productos

Con la definición ampliamente extendida del diseñador de productos como un coordinador, se hizo necesario la formación no sólo en las áreas de la planificación y del diseño, sino también el conocimiento científico en los campos de la Economía, la Psicología y la Tecnología de producción. De este modo el diseñador de productos debía familiarizarse con teorías sobre la demanda y el consumo.

En relación con esto, Maldonado hacía referencia a los escritos de Anatol Rapoport y Henri Lefèbvre, que se ocuparon exhaustivamente del rol del consumidor.
Para poder definir los factores que conllevan un incremento de la productividad, los diseñadores de productos debían también formarse en la investigación sobre planificación y previsión, esto es, la “operational research” y en las leyes de la automatización.

Esto se volvía más necesario en la medida en que la “máquina diseñada para el producto resultante sería reemplazada por la máquina diseñada para llevar a cabo operaciones fundamentales”.[18] Por eso los productos debían ser diseñados de modo totalmente diferente en virtud de la manufactura automática. Este proceso fue descrito por John Diebold con el concepto de “re-design”. Muy anticipado a su tiempo, Maldonado reconoció el fenómeno “de la miniaturización y la automatización como resultado de la revolución microelectrónica”.[19]

... y las consecuencias revolucionarias para la formación en diseño

Maldonado fue uno de los primeros en reconocer claramente que los rapidísimos desarrollos técnicos y económicos plantearon nuevas exigencias en la enseñanza del diseño industrial. El estilo educativo del Bauhaus se volvía obsoleto desde este punto de vista, dado que había sido formulado sobre premisas artísticas y no científicas.

Se venía una crisis tanto en la formación de diseñadores como en el sistema de educación superior en general. Este dilema fue introducido a debate público por los medios de comunicación, a raíz del lanzamiento del satélite artificial soviético Sputnik en octubre de 1957.[20]

En un artículo en la revista “Merkur ”, Maldonado analizó los sistemas actuales de educación y sus bases históricas: el “Neohumanismo” europeo en la tradición de Alexander von Humboldt; el “Progressivism” norteamericano, que se desarrolló a partir de las premisas del “learning by doing” de John Dewey, la pedagogía marxista-leninista con una orientación politécnica extrema. Para él, sin embargo, ninguna de estas orientaciones ofrecía una salida. En cambio, él veía una solución en la introducción del “pensamiento científico operacional”,[21] que conllevaba en consecuencia una metodología objetivista-experimental.

En este contexto, Maldonado hizo referencia al filósofo norteamericano Charles Sanders Peirce, uno de los protagonistas del así denominado Pragmatismo, formulado ya en 1882 del siguiente modo: “esta es la época de los métodos y una universidad que debe ser el exponente de las condiciones

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de vida del espíritu humano, debe ser una universidad de los métodos.”[22] Maldonado vio las oportunidades de una nueva filosofía de la educación a partir de los fundamentos de un “operacionalismo científico”. Como resultado de su cambio radical al programa lectivo, la HfG Ulm reformó fundamentalmente la educación de los diseñadores de productos.

Precisión del programa lectivo

En 1958 emprendió la HfG Ulm una precisión de su programa lectivo y con ello una introducción consolidada de las disciplinas teóricas.[23] Los docentes más jóvenes, como Aicher, Gugelot y Maldonado se distanciaron con este paso claramente de la tradición del Bauhaus. La nueva concepción del curso básico[24] dio paso al así llamado “modelo de ulm”, que ha influido mundialmente la formación en diseño hasta la actualidad.

Tanto con el nuevo catálogo de materias, como con su elección de los profesores visitantes, Maldonado hizo posible que los estudiantes de Ulm entraran en contacto con el discurso científico y teórico de la época. La integración firme de la disciplina de Semiótica en el currículum fue una innovación para Europa que se debe a su iniciativa. László Moholy-Nagy invitó en los años 40 a científicos de la University of Chicago a dar clases en el New Bauhaus. En el contexto del programa “Integración intelectual”, el filósofo del lenguaje Charles W. Morris, con cuyos trabajos se ha ocupado intensamente Maldonado, enseñó por ejemplo la disciplina de Semiótica. También formaban parte de este programa cursos de Cibernética o de Matemáticas.

Los docentes pertenecían al movimiento de la “Unidad de la Ciencia”, una extensión del denominado “Círculo de Viena”.[25] Este círculo de la corriente filosófica neopositivista se había especializado en EE. UU. sobre todo en la Lógica científica y en las investigaciones fundamentales.

El principio de la integración cultural fue establecido ya en los primeros programas de la HfG Ulm; el foco puesto en las materias científicas era nuevo y en última instancia tenía dos razones. Por un lado, surgía de la necesidad contemporánea de estar al tanto de las innovaciones científicas y tecnológicas. Por otro lado, sin embargo, era también un intento de elevar el estatus de la formación en diseño.

La HfG Ulm tomó distancia explícitamente de los programas de las escuelas de artes y oficios que, si bien eran consideradas inferiores a las academias de arte de alto nivel, gozaban de cierta aceptación en virtud de su currículum tradicional.

Ulm se opuso completamente a esta tradición: “los ciudadanos de Ulm miraban con desconfianza la Kuhberg – por lo menos la Folkwangschule en Essen o la Werkakademie en Kassel ofrecían cerámica y dibujo en vivo.”[26]

Aun cuando muchas escuelas ofrecían sin ninguna duda una buena instrucción en materias como textiles, trabajo en metales, cerámica, encuadernación y tipografía, la transición desde diseño artístico aplicado a diseño industrial tuvo lugar sólo gradualmente. Una de las pocas escuelas que ofrecieron diseño industrial relativamente pronto fue la Folkwangschule en Essen[27], tal como lo muestran los resultados de una presentación en la Exposición Mundial de 1967.[28]

Acerca de la fundación del Verband Deutscher Industrie Designer-VDID (Asociación de Diseñadores Alemanes)

Simultáneamente con los esfuerzos de la HfG Ulm para fijar una identidad profesional del diseñador industrial,[29] un grupo de diseñadores jóvenes de Baden-Württemberg expresaron el deseo de fundar una asociación profesional.[30]

La mirada hacia Ulm había reforzado esta intención. Los estatutos de la nueva asociación a fundar exigían la definición del área de trabajo. Las otras dos organizaciones comparables, tanto la “Deutsche Werkbund” como el “Rat für Formgebung”, estaban en aquel entonces dominadas por los defensores de la “buena forma”, esto es, por la generación más antigua de diseñadores (los “artistas de la industria”).

Ellos adoptaron una actitud crítica respecto a los cambios estructurales en la tecnología de producción y eran reacios a colaborar con las nuevas pautas de educación. La VDID fue fundada en Stuttgart el 5 de agosto de 1959 y el 21 de septiembre de 1959 fue aceptada como miembro de la organización internacional ICSID (International Council of Societies of Industrial Design).

En diciembre de 1959 se convino, en el marco de un congreso, la primera definición de los rasgos de una identidad profesional.

Los participantes se orientaron allí hacia la práctica anglosajona del diseño, guiados por las experiencias de Arno Votteler, quien había trabajado en las oficinas, tanto en la alemana como en la inglesa, de Robert Gutmann.

Tomás Maldonado fue invitado como consejero externo y como uno de los representantes de la HfG Ulm. El proceso de discusión no puede ser expuesto en el marco de este texto, sin embargo, no hay duda de que la influencia directa e indirecta de la actividad de Maldonado en Ulm llevó a la definición del área de trabajo correspondiente a un “diseñador industrial”.[31]

En la versión final del texto de 1960 se lee:

“Se denomina diseño industrial a la creación de productos industriales. El diseñador industrial debe tener el conocimiento, las habilidades y la experiencia para captar los factores determinantes de los productos, elaborar el concepto de diseño y conducir todo esto hasta el artículo final en cooperación con aquellas personas involucradas en la planificación, el desarrollo y la manufactura del objeto. La base de esta actividad coordinadora son sus conocimientos científicos y técnicos. El objetivo de su actividad son productos industriales que sirvan a la sociedad en un sentido cultural y social.”[32]

Puentes con Italia

En Italia la primera generación de diseñadores se había formado como arquitectos. Debido a factores culturales e históricos, los límites entre el Arte, la Arquitectura y el Diseño eran y son flexibles.

La formación del arquitecto estaba basada en un punto de vista filosófico e interdisciplinario más que en ejercicios específicos. Muchos diseños para la gente de la clase alta llevaban frecuentemente la huella individual y genial de su creador. En particular, a mediados de los años 60, fueron tomando fuerza las quejas de que no había una escuela de diseño industrial o, más bien, de que todos los intentos por crear una habían fracasado.

En este sentido, Giulio Carlo Argan remarcó “que el diseño industrial cayó en un estado crítico”, porque “el diseño industrial dejó de ser un tipo de microarquitectura, lo que había sido durante muchos años.”[33]

Estos aspectos de la cultura industrial de masas – crisis en la educación y definición confusa de posiciones –, estaban entre los temas discutidos en la XIII Triennale de 1964. Vittorio Gregotti vio la mudanza de Maldonado a Milán en 1967 como un punto de inflexión: él “se convirtió en una clave y una figura de la cultura del diseño en Italia”.

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La actividad práctica de Maldonado como director de diseño de los almacenes del grupo “La Rinascente” duró escasamente tres años: fue, sin embargo, suficiente para demostrar que es posible aplicar la metodología global del diseño a todo un complejo.”[34]

Los trabajos de la HfG Ulm fueron publicados en Italia, en primer lugar, en la revista “Stile Industria” y fueron recibidos con gran interés. Hans von Klier, un graduado de la HfG Ulm, trabajó en la oficina de Ettore Sottsass Jr.

No sólo diseñó numerosos muebles y aparatos para Olivetti, sino que a comienzos de 1969 era responsable en esta empresa de las secciones de diseño industrial, relaciones culturales y publicidad. Su imagen corporativa para Olivetti escribió historia del diseño. Pio Manzú, que obtuvo su diploma en 1964 en la HfG Ulm, se hizo famoso por los diseños de carrocerías que elaboró para las firmas Fiat y Autobianchi.

Sobre la identidad profesional del diseñador gráfico

Herbert Bayer, que dirigió desde 1925 hasta 1928 el taller de tipografía y publicidad en el Bauhaus, creó las condiciones de una nueva profesión: el diseñador gráfico.

Él puso la asignatura de “Publicidad” en el programa de enseñanza incluyendo, entre otras cosas, el Análisis de los medios de publicidad y la Psicología de la publicidad. Desde su fundación, la HfG Ulm se distanció de una posible afiliación con la publicidad.

Al comienzo, el departamento en cuestión se denominó Diseño Visual, pero desde que rápidamente quedó claro que su objetivo actual era resolver problemas de diseño en el área de la comunicación de masas, en el año académico 1956/57 el nombre se cambió por el de Departamento de Comunicación Visual, según el modelo del Departamento de Comunicación Visual del New Bauhaus en Chicago.[35]

En el programa de estudios estaban el desarrollo y la aplicación de reportes visuales, sistemas de noticias y su transmisión. Se trató el campo de la planificación y el análisis de los medios modernos de comunicación, con clara distinción de las artes gráficas ilustrativas. El Departamento de Comunicación Visual trabajó estrechamente unido con el Departamento de Información. Allí eran entrenados los publicistas para trabajar en los medios de comunicación de masas, prensa, radio, televisión y cine.

Gui Bonsiepe mostró claramente que, en gran medida, la comunicación visual debía ser entendida como publicidad sujeta a las leyes económicas.[36] El componente persuasivo de la publicidad era entonces extremadamente marcado.

La HfG Ulm, sin embargo, decidió trabajar primordialmente en el área de la comunicación no persuasiva, en campos como el de los sistemas de signos de tráfico, planos para aparatos técnicos, o la traducción visual de un contenido científico. Hasta ese momento no se habían enseñado sistemáticamente esas áreas en ninguna escuela europea. A comienzos de los años 70, miembros de la “Bund Deutscher Grafik-Designer ” (Asociación de diseñadores gráficos alemanes), dieron a conocer varios rasgos de su identidad profesional, como en el caso de Anton Stankowski entre otros.

Mientras que en 1962 la definición oficial de la profesión se orientó casi exclusivamente a las actividades publicitarias, ahora se extendía hasta incluir áreas ubicadas bajo la rúbrica de la comunicación visual.[37] La introducción de esta disciplina como estudio en la HfG Ulm era ciertamente uno de los factores que estaban detrás de la nueva definición. Josef Müller-Brockmann lo resumió así: “La enseñanza y los resultados prácticos de la HfG Ulm se convirtieron en nuevas pautas”.[38]

Las imágenes corporativas elaboradas por el Grupo de Desarrollo 5 de la HfG Ulm, como aquellas creadas para la firma Braun o para la compañía aérea Lufthansa fueron asimismo decisivas para esta nueva identidad profesional. Sin embargo, dentro de la HfG Ulm también se presentaron voces contra la exclusión de la publicidad del plan de estudios, por ejemplo, la de Herbert W. Kapitzki (docente entre 1964 y 1968 del Departamento de Comunicación Visual). Por esta razón, Kapitzki invitó a conferencistas como Bodo Reiger a Ulm, que ofreció un curso sobre una campaña publicitaria para introducir un alimento en el mercado.[39]

Cambio de paradigma

La transformación estructural de la producción industrial en masa requirió una redefinición de la identidad profesional del diseñador industrial.
Tomás Maldonado fue uno de los que primero reconoció este cambio de paradigma y formuló nuevos criterios para un estudio disciplinar específico en la HfG Ulm. Críticos como, por ejemplo, Lucius Burckhardt[40]  vieron y en algún sentido siguen viendo hoy en día los resultados de la HfG Ulm bajo el aspecto de la coerción del método.[41]

¿Qué hubiera ocurrido si la HfG Ulm no hubiera dado este paso tan radical? ¿Dónde estaría la educación moderna en diseño si los profesores y estudiantes de Ulm no se hubieran aventurado en este “experimento” del auto-cuestionamiento? Los tardíos años 50 estuvieron marcados por la euforia científica; un clima tal requirió simultáneamente e hizo posible la formulación de una teoría del diseño caracterizada por la racionalidad. Hasta este momento, no había habido ninguna sistematización del diseño.

Para poder lograr una, las metodologías basadas en los principios de las matemáticas eran aplicadas al proceso de diseño. Esta analogía se consideró como la única manera de formular criterios iniciales para una metodología del diseño.[42] No hay duda de que este proceder tiene sus límites; esta es la razón por la que Maldonado y Bonsiepe en el año 1964 pusieron a prueba la Metodología en la que habían trabajado hasta ese momento.[43]

Advirtieron no desarrollarla por sí misma, sino acentuar la relación necesaria que debía tener con el diseño. Desde su perspectiva actual, Maldonado da aún un paso más y diferencia: “en Ulm creímos que existía “el diseño”, una especie de Absolutismo del diseño de productos. Eso no era correcto. Hay diferentes tipos de diseño de productos, que corresponden a varios niveles o tipos de producción”.[44] Siguiendo a Antonio Gramsci, él ve el futuro del diseño en una “Filosofía de la Praxis”.[45]

Muchos de los criterios desarrollados en Ulm son todavía válidos, sobre todo en el área del diseño tecnológico. Otros resultaron poco prácticos y fueron superados. Pero también fue largamente superado aquel eslogan tan frecuentemente citado: “el diseño es un arte que se vuelve útil.”[46]

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Glosario

Teoría de la Gestalt: una escuela de investigación psicológica fundada por Christian von Ehrenfels (1859–1932), de acuerdo con la cual la percepción ocurre por la aprehensión de una Gestalt (forma o configuración). Una Gestalt es una totalidad que posee cualidades que van más allá de sus elementos individuales – por ejemplo, una melodía como algo opuesto a las notas individuales-. A partir de esta investigación se formularon las llamadas leyes de la Gestalt.

Operations research: el estudio de la planificación y la previsión. Se utilizó, en primer lugar, como un término para denominar unos métodos desarrollados durante la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra y EE. UU. para el análisis matemático de valores cuantitativos en operaciones militares. Mas tarde fue aplicado en contextos científicos y económicos. El trabajo standard en el campo, Operational Philosophy, fue publicado en 1953 por Anatol Rapoport.

John Maynard Keynes (1883–1946) es uno de los economistas más importantes del siglo XX. Su obra maestra, The General Theory of Employment, Interest and Money, 1936, ejerció influencia en cantidad de decisiones del gobierno británico. Su obra es también significativa desde el punto de vista histórico cultural.

Neopositivismo: corriente filosófica del “Círculo de Viena”, cuyos miembros huyeron del Nacionalsocialismo a Inglaterra y EEUU. El movimiento acentúa la Ciencia de la lógica y la investigación en Metodología y Fundamentación. Moritz Schlick, Rudolf Carnap, Otto Neurath y Hans Reichenbach se cuentan entre los representantes más importantes.

Re-design: modificación formal de un producto debido a cambios en la producción o en el uso. Siguiendo a Raymond Loewy, sin embargo, el término es utilizado para referirse a aspectos específicos del marketing.

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Referencias

[1] Tomás Maldonado, “Nuevos desarrollos en la industria y en la formación del diseñador de productos”, en: “ulm”, 2, octubre de 1958, p. 31.

[2] Horst Rittel, en: “output”, 1, marzo de 1961, p. 9.

[3] L. Bruce Archer, citado según “output”, 11, abril de 1962, p. 4.

[4] Bernhard E. Bürdek, Design. Geschichte, Theorie und Praxis der Produktgestaltung, Köln 1991, p.

[5] Un panorama sobre el desarrollo del perfil profesional ofrecen: Bernd Meurer y Hartmut Vinçon, Industrielle Ästhetik. Zur Geschichte und Theorie der Gestaltung, Gießen 1983.

[6] Las razones del alejamiento de Max Bill del colegio docente eran de diverso tipo y no deberían ser consideradas como una causa única. 

[7] Maldonado 1958 (ver nota 1), pp. 25–40.

[8] Ibídem, p. 29.

[9] Ibídem

[10] Ibídem

[11] El teórico inglés del diseño Reyner Banham dictó en marzo de 1959 dos conferencias en la HfG Ulm: él habló sobre los temas “consumo y diseño de productos” y “democratización del gusto”.

[12] Maldonado 1958 (véase nota 1), S. 30.

[13] Ibídem, p. 31.

[14] Ibídem

[15] Ponencia en una jornada de la Schweizer Werkbundes en 1949.

[16] Maldonado 1958 (ver nota 1), p. 34.

[17] Sigfried Giedion, “On the Education of Architects”, en: del mismo autor, Architecture, You And Me. The Diary of a Development, Cambridge 1958, p. 103.

[18] Maldonado 1958 (ver nota 1), p. 37.

[19] Martin Krampen y Günther Hörmann, “Rückblick und Ausblick. Aus einem Interview mit Tomás Maldonado”, en: de los mismos autores, Die Hochschule für Gestaltung Ulm. Anfänge eines Projektes der unnachgiebigen Moderne, Berlín 2003, p. 242.

[20] Tomás Maldonado, “Die Krise der Pädagogik und die Philosophie der Erziehung”, en: “Merkur”, XIII, 9, septiembre de 1959, pp. 818 – 835. Maldonado 1958 (ver nota 1), p. 39.

[21] Maldonado 1958 (ver nota 1), p. 39.

[22] Citado a partir de Maldonado 1959 (ver nota 20), p. 833.

[23] Sobre este tema, véase el artículo de Martin Mäntele en este mismo volumen.

[24] Sobre este tema, véase el artículo de William S. Huff en este mismo volumen.

[25] Paul Betts, “New Bauhaus und School of Design, Chicago”, en: Jeannine Fiedler y Peter Feierabend (comps.), Bauhaus, Köln 1999, p. 72.

[26] Jörg Stürzebecher, “designgeschichte(n). 50er. Kalter Krieg und Künstlermöbel”, en: “Design Report”, 12, 1994, p. 67.

[27] Stefan Lengyel y Hermann Sturm (comps.): Design-Schnittpunkt Essen. 1949 –1989. Von der Folkwangschule für Gestaltung zur Universität Essen. 40 Jahre Industriedesign, Essen 1990, pp. 242– 259

[28] El ICSID (International Council of Societies of Industrial Design) exhibió en un pabellón especial 18 escuelas selectas de diseño, entre ellas la Folkwangschule y la HfG Ulm. El tema era “El ser humano y su medioambiente”. La Folkwangschule desarrolló como parte de su presentación “El niño pequeño y su medio ambiente”, entre otras cosas, sistemas modulares de elementos de juego. La HfG Ulm se presentó con el tema “Tráfico”, para este tema véase el segundo artículo mío en este volúmen.

[29] Los estudiantes de la HfG Ulm publicaron los siguientes artículos sobre este tema: Walter Müller, “In hoc de-signo vinces”, en: “output”, 4+5, junio de 1961, pp. 4 – 6; Klaus Krippendorff, “Produktgestalter contra Konstrukteur ”, en: “output”, 4+5, junio de 1961, pp. 18 – 21; Gerda Krauspe, “Produktgestalter contra Produktplaner ”, en: “output”, 4+5, junio de 1961, pp. 21–25. Jan Schleifer dedicó en 1963 la parte teórica de su trabajo de diploma a este tema. Der freiberufliche Designer. Untersuchungen über seine Arbeitsorganisation (HfG-Archiv Ulm, Trabajo de Diploma, Inv. N°. 65/5).

[30] Los miembros fundadores eran: Hans-Theo Baumann, Karl Dittert, Günter Kupez, Peter Raacke, Rainer Schütze, Hans Erich Slany, Arno Votteler y Herbert Hirche.

[31] Christian Marquart, Industriekultur – Industriedesign. Ein Stück deutscher Wirtschafts- und Designgeschichte. Die Gründer des Verbandes Deutscher Industrie Designer, Berlín 1994, pp. 34 – 46.

[32] Carta abierta acerca de la formulación de los estatutos de la VDID, 1960. Citado en: Marquart 1994 (ver nota 31), p. 46.

[33] Giulio Carlo Argan, “Krisis der Gegenstände. Auszüge aus einer Diskussion über Designerziehung, veröffentlicht von Gillo Dorfles”, en: “marcatré” (Rivista di Cultura Contemporanea, Lerci Editori), 26/29, diciembre de 1967. Reimpreso en: “ulm”, 19/20, agosto de 1967, pp. 35 – 36.

[34] Vittorio Gregotti, “Das italienische Design nach dem Zweiten Weltkrieg”, en: Hans Wichmann, Italien. Design 1945 bis heute, München 1988, p. 33.

[35] A fines de los años 40, la New Bauhaus cambió la designación del Departamento de “Diseño Visual” por “Comunicación Visual”. Para este tema véase: Peter Hahn, “Visuelle Gestaltung”, en: 50 Jahre new bauhaus. Bauhausnachfolge in Chicago, Catálogo de Exhibición Bauhaus-Archiv Berlin, Berlín 1987, p. 137.

[36] Gui Bonsiepe, “Educación para el diseño visual”, en: “ulm”, 12/13, marzo de 1965, p. 24. El texto se refiere, entre otras, a una conferencia de Tomás Maldonado dictada en 1980 en Tokio.

[37] Una discusión sumaria de la identidad profesional del “diseñador gráfico” fue publicada en: Rainer Schmidt, Urheberrecht und Vertragspraxis des Grafik-Designers. Ein Handbuch für Rechts- und Honorarfragen im Bereich der visuellen Kommunikation, Hamburg 1983, pp. 23 – 46.

[38] Josef Müller-Brockmann, Geschichte der visuellen Kommunikation. Von den Anfängen der Menschheit, vom Tauschhandel im Altertum bis zur visualisierten Konzeption der Gegenwart, Teufen (CH) 1971, p. 282.

[39] Herbert W. Kapitzki, Gestaltung. Methode und Konsequenz. Ein biographischer Bericht, Stuttgart 1997, p. 37.

[40] Lucius Burckhardt, “Ulm anno 5. Zum Lehrprogramm der Hochschule für Gestaltung in Ulm”, in: “ werk. Schweizerische Monatsschrift für Architektur, Kunst, Künstlerisches Gewerbe”, 47, 11, 1960, pp. 384 – 386.

[41] Esta crítica fue resonante sobre todo en el contexto filosófico y teóricocientífico. A los escritos de Karl Popper respondió por ejemplo Paul Feyerabend en 1975 con su muy discutido libro Against Method.

[42] Para este tema, véase el artículo de Bernhard E. Bürdek en este volumen. Tomás Maldonado y Gui Bonsiepe, “Ciencia y diseño”, en: “ulm”, 10/11, mayo de 1964, pp. 10 – 29.

[43] Tomás Maldonado y Gui Bonsiepe, “Ciencia y diseño”, en: “ulm”, 10/11, mayo de 1964, pp. 10 – 29.

[44] Krampen/Hörmann 2003 (véase nota 19), p. 250.

[45] Marina Bistolfi, “La HfG di Ulm: speranze, sviluppo e crisi”, en: “Rassegna”, 19, 1984, p. 11.

[46] La cita es atribuida a Carlos Obers, director creativo de la agencia RG Wiesmeier Werbeagentur, en Munich, hasta 2000 vocero del Art Directors Club Deutschland

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